Vigilia a la Inmaculada 7 de Diciembre en la Parroquia de Nuestra Señora de Monte Sión
Nos reuniremos un año más en torno a nuestra Madre para recordar su
Inmaculada Concepción. Dando gracias a Dios por elegir, de entre todas las
familias, la de Joaquín y Ana para concebir a la que, fiándose de su Dios, acogió
libremente la voluntad del Señor.
María es signo de esperanza desde su propia concepción. Su concepción llena de
esperanza a su familia y, posteriormente, a toda la humanidad.
Ella fue la que posteriormente engendró a nuestra esperanza y acogió, libremente, la
voluntad de Dios. Ella fue la que, desde el nacimiento en Belén hasta la muerte en la
cruz, acompañó a nuestra esperanza; vio como el Señor anunciaba la esperanza de un
nuevo reino; vio como el Señor daba esperanza a los enfermos, a los endemoniados, a
todos aquellos que lo querían escuchar. Y finalmente, tras la resurrección y ascensión
del Señor, ella dio testimonio de la esperanza al mundo.
Celebraremos la Eucaristía de la Novena a la Inmaculada a las 19:00, y a las 20:00 se rezará el Santo Rosario y a las 22:00 junto con otros jóvenes, tendremos la Vigilia de Oración en la Parroquia de Monte Sion.
Virgen Santa e Inmaculada,
a Ti, que eres el orgullo de nuestro pueblo
y el amparo maternal de nuestra ciudad,
nos acogemos con confianza y amor.
Eres toda belleza, María.
En Ti no hay mancha de pecado.
Renueva en nosotros el deseo de ser santos:
que en nuestras palabras resplandezca la verdad,
que nuestras obras sean un canto a la caridad,
que en nuestro cuerpo y en nuestro corazón brillen la pureza y la castidad,
que en nuestra vida se refleje el esplendor del Evangelio.
Eres toda belleza, María.
En Ti se hizo carne la Palabra de Dios.
Ayúdanos a estar siempre atentos a la voz del Señor:
que no seamos sordos al grito de los pobres,
que el sufrimiento de los enfermos y de los oprimidos no nos encuentre
distraídos,
que la soledad de los ancianos y la indefensión de los niños no nos dejen
indiferentes,
que amemos y respetemos siempre la vida humana.
Eres toda belleza, María.
En Ti vemos la alegría completa de la vida dichosa con Dios.
Haz que nunca perdamos el rumbo en este mundo:
que la luz de la fe ilumine nuestra vida,
que la fuerza consoladora de la esperanza dirija nuestros pasos,
que el ardor entusiasta del amor inflame nuestro corazón,
que nuestros ojos estén fijos en el Señor, fuente de la verdadera alegría.
Eres toda belleza, María.
Escucha nuestra oración, atiende a nuestra súplica:
que el amor misericordioso de Dios en Jesús nos seduzca,
que la belleza divina nos salve, a nosotros, a nuestra ciudad y al mundo entero.
Amén.
(Papa Francisco, Vigilia Inmaculada 2013)